..Y luego, una torre de marfil, una flor mística, una estrella quien enamorar... Pasó, la vi como quien viera un alba , huyente, rápida, implacable. Era una estatua antigua con alma que se asomaba a los ojos, ojos angelicales, todos ternura, todos cielo azul, todos enigma. Sintió que la besaba con mis miradas y me castigó con la majestad de su belleza, y me vio como una reina y como una paloma, pero pasó arrebatadora , triunfante, como una visión que deslumbra. Y yo, el pobre pintor de la naturaleza y del Psiquis, hacedor de ritmos y castillos aéreos, vi el vestido luminoso del hada, y la estrella de su diadema, y pensé en la promesa ansiada del amor hermoso. Mas de aquel rayo supremo y fatal, sólo quedó en el fondo de mi cerebro un rostro de mujer, un sueño azul.
-Ruben Darío..
viernes, 9 de abril de 2010
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario